Los “Casi Algo” y la Responsabilidad Afectiva
Los “casi algo” son esos vínculos que parecen tenerlo todo menos el compromiso. Son relaciones donde las emociones están presentes, pero la claridad y la estabilidad brillan por su ausencia. Se construyen en un terreno ambiguo, lleno de momentos intensos, pero sin una estructura que les dé dirección.
El problema no es la ausencia de etiquetas, sino la falta de responsabilidad afectiva. Muchas veces, una de las partes se involucra más, esperando que lo “casi” se convierta en “algo”, mientras la otra persona simplemente disfruta del vínculo sin asumir ninguna responsabilidad sobre lo que genera en el otro.
La responsabilidad afectiva implica comunicar de forma honesta lo que se siente y lo que se busca en la relación. No se trata solo de evitar el daño intencional, sino de ser conscientes de que nuestras acciones y palabras tienen un impacto en los demás. Si sabemos que no podemos ofrecer más que un “casi”, lo correcto es decirlo con claridad, sin alimentar expectativas que no estamos dispuestos a cumplir.
Si te encuentras en un “casi algo” que te genera más ansiedad que bienestar, pregúntate: ¿Estoy aceptando migajas emocionales? ¿Estoy esperando que la otra persona cambie? ¿Mis necesidades están siendo ignoradas? A veces, la mejor forma de practicar la responsabilidad afectiva es soltar lo que no nos elige con la misma intensidad con la que nosotros elegimos.
La ambigüedad puede ser cómoda para quien no quiere comprometerse, pero para quien sí busca algo real, lo “casi” nunca será suficiente.
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